martes, 2 de febrero de 2016

No son estímulos, es velar por la estabilidad de precios

(Publicado en El Confidencial)

La bajada del precio de las materias primas, la ralentización económica de China, las devaluaciones competitivas de las divisas de muchos países y la revolución tecnológica están empujando a Europa, Estados Unidos y Japón hacia la deflación.

La Reserva Federal, el BCE, el Banco de Inglaterra y el Banco de Japón son perfectamente conscientes de ello. Si no quieren sufrir bajadas generalizadas en el nivel de precios deben mantener políticas monetarias expansivas (bajos tipos de interés y/o compras de activos). Por eso las implementan.

Necesitan aumentar la oferta monetaria, pero no para estimular la economía, sino para hacer frente al incremento de la demanda monetaria. No pueden permitir que la divisa se aprecie respecto al resto de bienes (caída de precios de los mismos).

Tanto la inflación como la deflación generan incentivos que no ayudan al crecimiento de las economías. Veámos las principales consecuencias de la deflación:

1) Beneficia al acreedor frente al deudor. El valor de la deuda aumenta y se hace más difícil de pagar. La inmensa mayoría de las deudas se adquieren para invertir en algo (formación, emprender, proyectos empresariales, inmuebles, activos financieros, etc).

2) Beneficia a los pensionistas frente a los trabajadores en activo. El valor real de la pensión y de los ahorros acumulados aumenta. Disminuye el valor del factor trabajo (esfuerzo) frente al capital.

3) Beneficia a quien guarda su dinero en el colchón frente a quien se arriesga invirtiendo. Se dejan de generar puestos de trabajo y crecimiento.

4) Retrasa el consumo. Si mañana el precio va a ser menor espero. Esa es la decisión lógica que pueden ir tomando poco a poco los consumidores, aunque sea de manera inconsciente.

5) Hace más rígido el mercado laboral. Es más difícil premiar el esfuerzo al no poderse discriminar en las revisiones salariales. Beneficia a quien quiere mantener el poder adquisitivo de su nómina actual frente a quien quiere encontrar su primer trabajo o buscar una mejora respecto a su situación actual.

Por el contrario, una inflación elevada tampoco es buena. Sus principales inconvenientes son:

1) Disminuye la confianza de quien se esfuerza. Se desconfía del valor futuro del dinero. Nadie quiere matarse a trabajar para ganar un algo (dinero) que pierde valor rápidamente.

2) Disminuye la confianza de quien presta dinero. Si valor de lo que se recupera es menor, se aplica un mayor tipo de interés para compensar o no se presta.

3) Funciona como un impuesto sobre la propiedad privada. Sin necesidad de disminuir el valor nominal de los ingresos o de los ahorros reduce su valor real. Disminuye la confianza en la economía de mercado.

En consecuencia, tanto la deflación como la elevada inflación son perjudiciales para la economía porque, resumiéndolo mucho, ambas desincentivan el esfuerzo (trabajo, actividad económica).

Muchos economistas alertan, con razón, que si se quiere solucionar los problemas estructurales de la economía con más estímulos monetarios no se va a conseguir. Sin embargo, las políticas monetarias expansivas no se están aplicando con ese objetivo, sino para velar por lo que se considera estabilidad de precios. Para el BCE es una inflación por debajo del 2% pero cercana a ese nivel. Las deficiencias estructurales se resuelven con otro tipo de reformas económicas.

Por otro lado, se suele argumentar que si se incrementa la oferta monetaria (dinero en circulación) para responder a las devaluaciones de las monedas de otros países se entra en la guerra de divisas y ésta puede tener consecuencias muy dañinas para todas las partes. En mi opinión, siguiendo con el lenguaje bélico, es muy diferente atacar que cubrirse para minimizar los daños del golpe que se espera recibir. Las devaluaciones de terceros afectan demasiado negativamente a la competitividad de una economía como para no hacer uso de las herramientas que neutralizan parte de los daños y reducen el tamaño del impacto general.

Termino señalando que si bien la diabetes global no se cura con azúcar (dinero en circulación), la vigilancia del nivel de azúcar es lo que mantiene al paciente activo (con vida). Tanto el exceso como el defecto de azúcar pueden producir su muerte. El nivel de oferta monetaria adecuada será aquella que consiga mantener la estabilidad de precios.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Por favor, si comentas como usuario anónimo indica un nick o seudonimo para que otros lectores puedan referirse a ti o a tu comentario.